Como ya sabéis, el concurso de la sesión fotográfica lo ganó un chico dispuesto a hacer feliz a una hermosa novia… (¡aplauso!)
Me contaba Elia que es una apasionada de las fotos. Que tiene fritos a novio, amigos y familiares a base de móvil con cámara en modo on permanente. ¡Y que le va a hacer la pobre, si le gusta tanto posar!
Debe ser porque se le da bastante bien y tiene la suerte de poseer el ‘don de la fotogenia’, (ahora lo comprobaréis) porque si solo supiese poner la ‘cara-mueble’ con la que sale siempre una, huiría despavorida cada vez que viera un objetivo enfocándola.
Para la sesión, como viene siendo ya ‘casi’ habitual, contamos con una localización de las que me chiflan. Empiezo a pensar que estos sitios me llaman en sueños y me abren sus puertas de par en par porque hace un año y medio que paré el coche junto a esta vieja fábrica y me la encontré cerrada a cal y canto.
Nos jugamos un poco el tipo porque el techo en unas partes era techo, pero en otras, formaba ya parte del suelo y lo oíamos quejarse con ganas, pero al final con cuidado y mil ojos, salió todo estupendamente.
Además… ¿qué sería de estas sesiones sin un poco de vidilla y sin alguna anécdota que contar después?
Qué preciosas las fotos! El sitio una pasada, la modelo preciosa y la fotógrafa genial!!
¡Gracias guapa!